Flora Cantábrica

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WASHINGTON – Francisco invocó Thomas Merton, monje trapense, celebrado autor y activista por la justicia social, como un modelo para la paz y la contemplación en su discurso ante el Congreso el jueves. Merton es uno de cuatro estadounidenses Papa honró durante su intervención, junto con Abraham Lincoln, Martin Luther King Jr. y Dorothy Day.

Merton era «sobre todo un hombre de oración, un pensador que desafió a las certezas de su época y abrió nuevos horizontes para las almas y para la Iglesia», dijo el Papa. «También fue un hombre de diálogo, un promotor de la paz entre los pueblos y las religiones.» 

Francis utiliza el legado de Merton para la transición a alabar renovado el compromiso de Estados Unidos para la reparación de las relaciones con otras naciones. El Papa desempeñó un papel clave en la negociación de la restauración de las relaciones diplomáticas entre los EE.UU. y Cuba, cuyos detalles se finalizó en julio.

Merton se unió a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, comúnmente conocida como la Trapa, en 1941 a la edad de 26. Merton había convertido al catolicismo  en 1938 a los 23 años, en busca de consuelo después de una vida joven atribulado e itinerante. Pasó los años restantes de su vida viviendo en la Abadía de Getsemaní en New Haven, Kentucky.

La escritura popular de Merton alentó a la generación post-Segunda Guerra Mundial a volver a comprometerse a la oración y la espiritualidad. Su 1948 autobiografía, La montaña de los siete, que describe su viaje personal a la vida monástica, se convirtió en un best-seller, inspirando a un aumento en el número de hombres y mujeres jóvenes que se convirtieron en monjes y monjas. Libros posteriores, entre ellos ningún hombre es una isla y Semillas de contemplación, hicieron hincapié en la santidad igual de laicos católicos, invitándoles a buscar vida de oración y contemplación.

Merton tarde generó críticas  desde la Católica y el establecimiento no católicos por su apoyo incondicional a los movimientos por la paz y los derechos civiles de la década de 1960. Merton se opuso a la arriesgada política nuclear de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y los abusos contra los derechos humanos que causó en los conflictos de proxy en todo el mundo. Disfrutó de respeto mutuo de Rey y el radical, sacerdote pacifista Daniel Berrigan. Llamó al movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos «, sin duda el mayor ejemplo de la fe cristiana en acción en la historia social de los Estados Unidos.» 

Búsqueda de Merton de la paz interior y exterior le llevó en un viaje a Asia Oriental en 1968, donde exploró la espiritualidad oriental, especialmente el budismo zen. Allí, él tenía una reunión influyente con el Dalai Lama, que sigue refiriéndose a Merton como «hermano».