Movimientos populares rechazan los “impulsores genéticos” – Brasil intenta legalizar esta tecnología de extinción genética

Cambios en la normativa de bioseguridad legalizan manipulación transgénica de plantas y animales silvestres
23 Febrero 2018

MONTREAL, CIUDAD DE MÉXICO Y SAO PAULO, 23 de febrero de 2018. — Los movimientos rurales más grandes de Brasil, que representan alrededor de dos millones de campesinos, protestan contra una nueva regulación que permitiría la liberación de organismos con “impulsores genéticos” –una controvertida técnica de extinción genética– en los ecosistemas y campos de cultivo de ese país.

 

El 3 y 4 de febrero, la Articulación Nacional de Trabajadores, Trabajadoras y Pueblos del Campo, de las Aguas y los Bosques, reunidos cerca de Sao Paulo, Brasil, lanzaron una alarma sobre una resolución aprobada el 15 de enero 2018 por la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) que permitiría la liberación de organismos con impulsores genéticos en el ambiente.[1] Con esta resolución, Brasil se convierte en el primer país en el mundo en establecer un canal legal para la liberación de impulsores genéticos en el medio ambiente. La nueva regulación podría volver más fácil liberar un organismo que tenga impulsores genéticos que una semilla transgénica.

 

Los movimientos rechazan que las transnacionales de los agronegocios liberen nuevas semillas transgénicas y que se favorezcan los intentos de manipular la naturaleza y vida silvestre también.

 

João Pedro Stédile, de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) que representa alrededor de dos millones de campesinos sin tierra en Brasil y es parte del movimiento global La Vía Campesina, resumió las preocupaciones expresadas en la reunión: “Brasil atraviesa una grave crisis política, económica, social y ambiental, y el capital trasnacional ha financiado un golpe político. En este contexto, el gobierno está cambiando leyes y la Constitución para permitirles que se apropien de nuestros recursos naturales y terminar con nuestros derechos. Esta decisión de la CTNBio es ilegal: permitiría la diseminación de nuevas semillas y organismos vivos transgénicos sin controles y evaluaciones de riesgo. No nos quedaremos cruzados de brazos antes estos asaltos, estamos en pie de lucha, también contra esta resolución.”

 

Alarma de científicos y movimientos campesinos sobre impulsores genéticos

 

La preocupación de los movimientos también tuvo eco en científicos de Brasil. “Esta resolución contradice principios fundamentales de la legislación sobre bioseguridad en Brasil, afirmó Leonardo Melgarejo, ex representante del Ministerio de Desarrollo Agrario ante la CTNBio. “La CTNBio no tiene autoridad o mandato para ello. Más aún, la decisión tiene enormes impactos potenciales sobre los campesinos, los consumidores y la biodiversidad de Brasil, pero se tomó sin consultar a la sociedad civil o los movimientos populares Muchos expertos que hemos acompañado el debate y procesos de bioseguridad en el país nos uniremos a los campesinos y otros movimientos para desafiar esta absurda resolución.”

 

La nueva “resolución normativa” de Brasil permite que la comisión de bioseguridad apruebe la liberación de productos derivados de lo que han llamado “Técnicas Innovadoras de Mejoramiento de Precisión” sin tener que pasar por las evaluaciones de bioseguridad establecidas o requerir etiquetado, si la comisión de bioseguridad considera que no son “organismos genéticamente modificados. Entre las tecnologías enlistadas para tales excepciones se encuentran varias técnicas nuevas de modificación genética, que incluyen la tecnología CRISPR y la de impulsores genéticos.

 

Sobre los impulsores genéticos

 

Los impulsores genéticos (gene drives en inglés) se refieren a una nueva y controvertida tecnología que utiliza CRISPR-Cas9 para trasmitir un rasgo genético a través de una población o especie entera —en algunos casos con el propósito de llevar esa especie a la extinción. Actualmente se están desarrollando impulsores genéticos aplicados a insectos, roedores y plantas. Si el rasgo genético insertado resulta en que únicamente habrá descendientes de sexo masculino, come se intenta para ratones y mosquitos, poblaciones enteras o incluso especies podrían extinguirse. Hasta donde se conoce, los impulsores genéticos nunca se han liberado en el ambiente en ninguna parte del mundo.[2]

 

“Los organismos con impulsores genéticos plantean amenazas gravísimas a la naturaleza y las formas de vida tradicionales”, afirma Silvia Ribeiro, directora para América Latina del Grupo ETC. “Es la primera vez que la industria biotecnológica diseña deliberadamente organismos transgénicos para que se diseminen agresivamente en el ambiente y contaminen a especies silvestres. Parece surrealista que una decisión para imponer peligros tan grandes a un país mega-diverso como Brasil fuera tomada por una pequeña comisión técnica, sin siquiera involucrar al Congreso y mucho menos a la sociedad civil.”

 

Impulsores genéticos como armas biológicas y su utilización por los gigantes de agronegocio y agrotóxicos

 

Como parte de las movilizaciones que comenzaron, los movimientos y organizaciones [3] firmaron una carta abierta en la que rechazan “enfáticamente la Resolución normativa de la CTNBio 16/2018, que busca legalizar y liberar sin regulación, evaluación ni etiquetado nuevos organismos transgénicos que impactarán sobre campesinas y campesinos, la soberanía alimentaria, la salud y el ambiente. Denunciamos y rechazamos que la CNTBio pretende también legalizar la liberación de “impulsores genéticos”: organismos transgénicos que podrían usarse para extinguir especies y como armas biológicas [4].

 

Debido al poder de la tecnología y sus riesgos inherentes, los impulsores genéticos se consideran como una potencial arma biológica. Según se desprende de 1,200 mensajes de correo electrónico que se publicaron por solicitudes de acceso a la información de parte de varias organizaciones de la sociedad civil, [5] el ejército de Estados Unidos es uno de los principales financiadores de la investigación sobre impulsores genéticos en el mundo. (Reconocen que la tecnología puede servir como arma biológica pero alegan que su interés es únicamente defensivo).[6] El segundo financiador más grande de esta dañina tecnología es la Fundación Bill y Melinda Gates, que afirma que su apoyo es para que sirva para combatir plagas, como los mosquitos que transmiten la malaria, eliminando genéticamente su capacidad de reproducirse.

 

Por el contrario, los movimientos populares sostienen que serán las corporaciones gigantes de los agronegocios quienes se beneficiarán, ya que buscan manipular a las plantas que se han vuelto resistentes a los herbicidas (especies que asumen como malezas) para devolverles su vulnerabilidad a los agrotóxicos. Las corporaciones “podrán invadir los campos y los mercados con nuevos productos genéticamente manipulados, sin evaluaciones de riesgo, regulaciones o etiquetado, lo que les permitirá comercializar sus productos más rápido y escalar sus ganancias.”

 

¿Se adelanta Brasil para debilitar las regulaciones de la ONU?

 

La tecnología de impulsores genéticos se está discutiendo en las reuniones del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), donde un grupo de expertos (Grupo Ad Hoc de Expertos Técnicos en Biología Sintética) advirtieron recientemente que los impulsores genéticos presentan una serie de nuevos riesgos para el ambiente, por lo que las actuales evaluaciones de bioseguridad tal vez no sean suficientes o adecuadas.

 

Las conclusiones del Grupo Ad Hoc se discutirán en el CDB durante 2018. Marciano Toledo, del MPA de Brasil (Movimiento de los Pequeños Agricultores), integrante de La Via Campesina, también firman la carta de protesta contra los cambios en la normativa de bioseguridad de Brasil. Marciano estuvo en la Conferencia de las Partes del CDB.[7] en 2017, cuando 160 organizaciones internacionales demandaron al Convenio que estableciera una moratoria sobre los impulsores genéticos.[8]  

 

“El hecho de que Brasil incluya esta tecnología en su legislación probablemente busca influir los resultados de las discusiones en la ONU, como un esfuerzo para evitar que se decida establecer una moratoria. Esto es inadmisible” dijo Toledo. “La CTNBio no posibilitó las manifestaciones de la sociedad civil o investigadores independientes en su propio país, pero además ignoran intencionalmente las conclusiones científicas al interior del propio CDB, que muestran que aún no hay la capacidad adecuada ni los marcos de bioseguridad necesarios para evaluar los resultados e impactos de las nuevas biotecnologías, particularmente los impulsores genéticos.”

 

La industria de la biotecnología ha intentado que las nuevas biotecnologías se excluyan de la legislación de bioseguridad en diversos países, incluyendo la Unión Europea, Estados Unidos, Chile, Australia y Nueva  Zelanda. Argentina aprobó una resolución normativa similar en 2015, [9] también como medida administrativa y sin discusión alguna. La resolución de Brasil es la primera que incluye explícitamente a los impulsores genéticos en este tipo de leyes que intentan excluir las nuevas biotecnologías de las normativas vigentes de bioseguridad.

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