Flora Cantábrica

Matias Mayor

Archivo del 10 mayo, 2018

Frases del dia 10,5 ,18

10 mayo, 2018 Autor: admin

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Santa Teresa del Niño Jesús

 

Confianza

Quizá no se habla bastante de esta virtud. «La santidad consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en manos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y con una confianza casi audaz en la Bondad de nuestro Padre».

 

Humildad y confianza; a estas dos palabras se puede reducir toda la espiritualidad de Santa Teresa del Niño Jesús. De hecho esas virtudes son el desarrollo normal de su alma; de toda alma que tiene fe en el Amor infinito de Dios hacia la criatura. Desde este punto de vista, humildad y confianza se compenetran, casi se confunden; en efecto, el alma no podría alegrarse en la consideración de su debilidad y miseria si no tuviera la seguridad de ser objeto del Amor Misericordioso. Pero la certeza de ese Amor le mueve a gozarse tanto más cuanto mejor conoce su pequeñez y su nada; no puede menos de alegrarse sabiendo que el Amor Infinito de quien lo espera todo es el Omnipotente

 

 

Estudiemos la confianza de la Santa: 1º En su vida personal. 2º En sus obras.

 

 

En la vida espiritual de Santa Teresa de Lisieux, el punto de partida, lo hemos dicho, son los deseos; deseos inmensos, ilimitados. ¿Cómo explicar tales deseos en esta niña tan consciente de su pequeñez? Evidentemente, por la confianza; confianza filial en la bondad de Dios, su Padre. Sabe que el amor de Dios a la criatura es enteramente gratuito; sabe y cree con fe firmísima que ese Dios, que es Amor, desea comunicársele.

 

La confianza es, pues, la llave del «Caminito» de Teresa del Niño Jesús.

 

 

El alma confiada sentirá que en la medida de su debilidad aumenta su fortaleza: «Cum infirmor tunc potens sum.» Sólo la confianza explica esta paradoja. La confianza es la fortaleza de Dios, la Omnipotencia de Dios al servicio del alma; el alma verdaderamente confiada obliga a Dios, en virtud de la gratitud de su amor, a realizar en ella su obra santificadora. Teresa tiene la convicción profunda de que Dios es el autor de la santidad.

 

 

Teresa tiene la convicción profunda de que Dios es el autor de la santidad. Viéndose débil e impotente, hace suya la Omnipotencia divina mediante la confianza en el amor infinito y gratuito de Dios. Y con él se siente fuerte; de ahí sus deseos, sus resoluciones, sus obras, que alcanzan límites extremos

 

Oigamos su llamamiento, sin atribuir estas palabras a los excepcionales dones de Teresa: « ¡ Oh si las almas débiles e imperfectas como la mía sintiesen lo que yo siento, ninguna desconfiaría de llegar a la cima de la montaña del amor!».

 

 

La vista de sus defectos, de sus debilidades, es para ella motivo de confianza. «No siempre soy fiel, pero jamás me desanimo; me abandono en los brazos de Jesús y en El encuentro con creces lo que había perdido.» «Confío en Jesús y le cuento mis infidelidades.» Piensa ingenuamente «adquirir por ese medio mayor influencia sobre su Corazón y atraerse su Amor.» «He encontrado el medio de ser feliz y de sacar partido de mis miserias.» «Nuestro Señor mismo me conduce por ese camino

 

 

nada podrá espantarme, ni el viento, ni la lluvia, ni los negros nubarrones que pudieran ocultar el astro del Amor; antes bien, entonces extremaré mi confianza, sabiendo que por encima de esas oscuras nubes sigue brillando el sol»

 

 

º. No tiene mas que veintidós años cuando la nombran ayudante de la Madre María de Gonzaga, Maestra de Novicias, para supliría en la delicada misión de la dirección de las almas. Escuchemos a Teresa. En pocas líneas, que son toda una teoría sobre la dirección, nos dice qué idea tiene de ese ministerio y los medios con que cuenta para desempeñarlo. «Desde el primer momento comprendí que la tarea era superior a mis fuerzas. Entonces, arrojándome en brazos de Dios, le dije: «Señor, ya lo veis, soy demasiado pequeña para alimentar a vuestras hijas; si queréis darles por mi medio el manjar que necesitan, llenad mi mano, y sin desviar de Vos mis ojos, distribuiré vuestros tesoros entre las almas que vengan a pedirme su alimento».

 

 

Teresa se sintió atraída hacia el apostolado misional, ayudando a algunos misioneros. Joven e inexperta, ¿quién la sostiene en esta colaboración al apostolado activo? ¡La confianza! Confianza en el valor de los pequeños sacrificios ofrecidos por Amor. Escribe al Padre Roulland: «Me siento verdaderamente dichosa de colaborar con usted en la salvación de las almas. Con este fin me hice Carmelita. ¡No pudiendo ser misionera de vanguardia, quise serlo por el amor y la penitencia »

 

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