Flora Cantábrica

Matias Mayor

FRASES DEL DIA 17 8´´ 18


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Circunstancias que condujeron a la aparición del Movimiento Apostólico de la Divina Misericordia

Para lograr la misión de anunciar al mundo el mensaje de Dios a través del carisma de la Misericordia y de la experiencia mística de Sor Faustina, Dios inspira una obra en la Iglesia, que hoy llamamos como el Movimiento Apostólico de la Divina Misericordia. Al principio, la idea de obra no fue claramente revelada a Sor Faustina, pues fue madurando poco a poco, pasando por diferentes fases de desarrollo: desde la fundación de la nueva congregación contemplativa hasta la definición de las estructuras del movimiento, que consta de congregaciones contemplativas, órdenes religio- sas de carácter activo y personas laicas que viven en el mundo.

Los principios de la idea de esta obra datan de 1935, cuando Sor Faustina residía entonces en la casa que la Congregación tenía en Vilna. En aquel tiempo, empezó a gozar de la gracia de la contemplación, y de una profunda vida de intimidad con Dios; asimismo, algunos de los deseos de Jesús empezaron a cumplirse, puesto que se había pintado ya la imagen de Jesús Misericordioso, la cual recibió culto público el primer domingo después de Pascua de Resurrección, los días 26 – 28 de abril de 1935, en el Santuario mariano de Ostra brama, en ocasión de la ceremonia de clausura del Jubileo de la Redención del mundo.

Sin embargo, su alegría se vio afectada por el presentimiento de las nuevas tareas que le esperaban. Me asuste de su grandeza – confiesa en su Diario – y me sentí completamente incapaz de cumplirlos (Diario 429). Pero entonces oyó palabras de Jesús, con las que la tranquilizaba diciéndole: Preparas al mundo para Mi última venida. Estas palabras me conmovieron profundamente – afirmaba en su Diario – y aunque fingía como si no las hubiera oído, no obstante las comprendí bien y no tenía ninguna duda al respecto (Diario 429).

A la luz de estas experiencias espirituales, el día de Pentecostés, un 9 de junio 1935, oyó otro encargo de Jesús: esta vez se trataba de una tarea muy concreta: Junto con tus compañeras implorarás la misericordia para ti y para el mundo entero (Diario 435). Hasta aquel momento, cumpliendo con el carisma de la Congregación, se ocupaba sobre todo de muchachas y mujeres que necesitaban una profunda renovación moral, por lo que no es de extrañar que comprendiera estas palabras de Jesús como si se tratara de constituir una nueva congregación, cuyo objetivo sería implorar la misericordia de Dios para el mundo entero.

Como no estaba segura de si había interpretado bien el pensamiento del Señor, ni tampoco tenía una clara indicación de hablar con su confesor sobre el asunto, por eso durante los veinte días siguientes no habló con nadie sobre aquel deseo de Jesús. No fue hasta el 29 de junio, cuando provocada por su confesor, el padre Miguel Sopoćko, le reveló su secreto. El secreto era éste, que Dios exigía que hubiera una congregación que proclamara la Divina Misericordia y la implorase para el mundo (Diario 436). Durante esa conversación, en la que vio al Señor en el umbral con el aspecto que tenía en la imagen pintada, le dijo: Deseo que haya tal Congregación (Diario 437). Ella se veía incapaz de llevar a cabo aquella obra, por eso se resistía como podía. Sin embargo – como dejó escrito en su Diario – Jesús, sin reparar en esta invocación mía me dio luz y me hizo conocer cuánto le agradaba esta obra y no tomó en consideración mi debilidad, sino que me dio a conocer cuantas dificultades tenia que superar (Diario 437).

Al día siguiente, después de haber conversado con el Padre Miguel Sopoćko, el día 30 de junio de 1935, durante la Misa, santa Faustina volvió a ver al Señor, que le exigía que esa Congregación se fundara lo antes posible (Diario 438). A continuación, Jesús le describió el espíritu que debía imperar en esa congregación, que consistiría en imitarle desde el pesebre hasta la muerte en la cruz, junto con la tarea de proclamar la misericordia de Dios y alcanzarla para el mundo entero (Diario 438). Tras haber recibido la Santa Comunión, Sor Faustina experimentó, de un modo místico, la presencia y la bendición de la Santísima Trinidad, y después de esta vivencia, todos los temores, inquietudes y ansiedades, la debilidad y la impotencia que sentía ante aquella tarea, desaparecieron. Al volver en mi, sentía la fortaleza y el valor para cumplir la voluntad de Dios, nada me parecía difícil (Diario 439).

Estas fueron, pues, las circunstancias, o dicho de otro modo, los antecedentes del Movimiento Apostólico de la Divina Misericordia. Su creador e iniciador fue Jesús mismo, que reveló ante su „secretaria” la idea de crear esta „congregación”, es decir, un movimiento cuyos miembros procurarían imitarle “desde el pesebre en Belén hasta la Cruz” y que proclamarían la misericordia de Dios y la implorarían para el mundo entero. En estas primeras revelaciones, Jesús esbozó el marco esencial de dicha obra, la espiritualidad y la orientación del compromiso apostólico que había establecido desde una perspectiva escatológica: preparar al mundo para Su segunda venida.

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