Flora Cantábrica

Matias Mayor

Negociando con el clima


 

 

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Negociando con el clima

 

 

Voces del sur

para la justicia climática

Una publicación de CEIBA – Amigos de la Tierra Guatemala

 

El moderador comenta: que en este articulo se defiende que : ¡ hay que construir democracia radical, social,económica y dignificar y reconocer derechos a la naturaleza para poder enfrentar la ruina ambiental ¡.

 

Se citan algunas frases del artículo a modo de resumen

 

Ahora, cuando decimos que la democracia debe ser “democracia sustantiva” es porque

no la entendemos exclusivamente como el derecho a votar o a elegir, o el derecho

a insertarse en la economía de mercado, sino como el derecho a vivir de manera

sostenible y solidaria y, concordando con los movimientos socialistas, sin explotar

ni dominar los dones de la naturaleza ni los valores culturales. La democracia la entendemos como la responsabilidad de legar estos dones a las generaciones venideras y de reconocer y respetar la diversidad biológica y cultural, como reivindicamos los ambientalistas (ecologistas).

 

Construir pues una sociedad mundial, democrática y sustentable, puede

tomarnos más tiempo del que disponemos para frenar el cambio climático. Y detener

el cataclismo climático es sólo posible en la medida en que construimos democracia

y sustentabilidad local. No podemos pues separar los asuntos de la democracia

del control de las fuentes de energía y de la distribución de los riesgos respecto del

cambio climático. El tiempo apremia, hay que construir democracia radical, social,

económica y dignificar y reconocer derechos a la naturaleza para poder enfrentar la

ruina ambiental.

 

 

Evo  (Morales) dijo que “El mundo tiene fiebre por el cambio climático y la enfermedad se llama modelo de desarrollo capitalista”, advirtió que esta fiebre no se puede resolver pintando “la máquina de verde”, ni siguiendo con “el crecimiento y el consumismo irracional” y mostró que instituciones como el Banco Mundial invitaban a resolver estos problemas aplicando “recetas de mercado y privatización”, haciendo negocios con los propios males que producen estas mismas políticas.

 

Algunas personas, incluidos ecologistas, se han enfocado exclusivamente en efectos

fisiográficos -si así pueden llamarse- como: el derretimiento de glaciares y nieves

perpetuas, el aumento del nivel del mar, el cambio en la temperatura y en los patrones

de poblamiento de las especies vivas, y los nuevos equilibrios en las dinámicas

de los ecosistemas.

 El cambio climático nos enfrenta al carácter irreversible e inconmensurable de los daños en el mundo socio-cultural y en el mundo físico-material ocasionados por el modelo civilizatorio petroadicto, energívoro y antidemocrático, que se ensaña con la humanidad y la naturaleza

 

 

La perspectiva de lucha por la justicia ambiental que nosotros enarbolamos se ubica

en el espacio abierto por dos dimensiones: la de las injusticias culturales-valorativas

y la de las injusticias económicas-ecológicas-distributivas y aquellas injusticias cruzadas.

 

Son los Estados y los mecanismos de mercado que sirven a las élites trasnacionales

y a las sociedades que concentran los beneficios globales de la economía oficial, los

que están dejando por fuera de la esfera pública a las víctimas, en este caso a las víctimas del cambio climático. Y es por eso que nuestro esfuerzo, se dirige a levantar

la voz de las víctimas. La existencia de las víctimas es la expresión verdaderamente

universal del modelo civilizatorio capitalista, que como una peste amenaza la vida

en todo el planeta.

 

 No podemos quedarnos atados de manos mientras se decide sobre el destino de miles de seres humanos que serán las nuevas víctimas, y no queremos ser cómplices de políticos, seudo científicos y conservadores que admiten y aceptan que el modelo siga intacto, sin buscar trasformaciones estructurales.

 

 

Nos negamos a que los recursos que se empleen para la mitigación y la adaptación

sean préstamos o créditos y menos a que se manejen por los organismos financieros,

como el Banco Mundial o los bancos multilaterales regionales, que han sido verdaderas

máquinas políticas e ideológicas de este cataclismo

 

 

El modelo económico capitalista-neoliberal global basado en una cultura “antiecológica” de acumulación a través del comercio de mercancías (mercantilismo y neomercantilismo), incluido el carbono como nueva mercancía, no está dirigido a resolver las necesidades de las gentes, sino al lucro y a servir a la reproducción del capital. Y su ética está orientada a la defensa de la propiedad privada y a garantizar la libertad de hacer con la propiedad lo que se antoje. Está claro que la destrucción del ambiente local y el cambio climático global son producto de tal cultura, que apropiándose unilateralmente de la atmósfera y de toda la naturaleza y del trabajo

humano, procura un falso bienestar para los ciudadanos de países del norte e infelices

élites del norte y el sur.

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Teucrium fruticans. Flora dela Sierra de Aracena Spain

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