Flora Cantábrica

Matias Mayor

Archivo del 17 julio, 2022

María Faustina Kowalska

 

Te envío al mundo entero”

 

En el convento de Cracovia Jesús terminó de comunicar a Sor Faustina la profética misión. En octubre de 1937 le transmitió la nueva forma de culto de la Divina Misericordia. Mandó celebrar el momento de su muerte en la cruz: A las tres – dijo – ruega por mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi abandono en el momento de mi agonía. Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero (Diario 1320). En otra visión sucesiva le comunicó los modos de practicar esta forma de culto. Si puedes – dijo a Sor Faustina – reza el Vía Crucis y si no te lo permiten los deberes, ven a orar un momento delante del Santísimo Sacramento y si eso tampoco es posible, sumérgete en oración allí donde estés. Con una confiada oración a las tres de la tarde elevada a Jesús a través de los méritos de su Pasión, se vincula la promesa de todo tipo de gracias que podemos alcanzar para nosotros y para los demás, naturalmente si están de acuerdo con la voluntad de Dios, es decir, si son buenas para el hombre en la perspectiva de la eternidad. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia (Diario 1572) – aseguró Jesús a Sor Faustina.

 

En Cracovia Sor Faustina seguía escribiendo su diario y apuntando en él las palabras de Jesús, sus extraordinarias experiencias místicas y también bellas reflexiones sobre el misterio de la misericordia Divina. El tiempo de enfermedad, dos estancias de más de ocho meses en total, en el hospital de Prądnik favorecieron la escritura, por eso en Cracovia surgió la mayor parte de sus apuntes espirituales. En ese tiempo también, por mandato de su director espiritual de Vilna, Sor Faustina subrayó las palabras de Jesús en todo el diario.

 

A lo largo de todo el diario, como un estribillo se repiten las palabras de Jesús que pide proclamar al mundo su misericordia. Sor Faustina muchas veces oyó esta apremiante llamada: Escribe… habla al mundo de mi misericordia, de mi amor. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, qué dolor me dan cuando no quieren aceptarlas. Haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a mi misericoprdia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz. Di, hija mía, que soy el Amor y la Misericordia mismos (Diario 1074).

 

Esta tarea es particularmente importante, visto que Jesús vinculó con ella grandes promesas. Dijo: A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recien nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso (Diario 1075). Prometió una gracia especial a los sacerdotes que proclamen la verdad sobre el amor misericordioso de Dios al hombre: ungirá sus palabras y les dará una fuerza tan grande que se ablandarán hasta los pecadores más empedernidos.

 

Sor Faustina cumplía esta tarea con el testimonio de su vida, escribiendo el diario donde revelaba la extraordinaria riqueza del amor misericordioso de Dios a cada persona y a través de sus contactos diarios con los demás. Un día – recordaba la hermana Eufemia Traczyńska – cuando estábamos en la panadería pelando manzanas , vino Sor Faustina. Estábamos sentadas en un banco, una junto a la otra y Sor Faustina se acercó por detrás, nos abrazó y puso su cabeza entre las nuestras. La hermana Amelia que tenía la conciencia muy sensible, le preguntó:- Hermana, ¿cómo será eso? porque parece que uno hace esfuerzos y, a pesar de eso, durante la semana se peca tanto; ¿cómo arreglarselas con todo ello? – Con esto será así – dijo Sor Faustina – Cuando hay un patio y se anda por él toda la semana, entonces se ensucia. Y cuando viene el sábado, se limpia y barre y queda limpísimo. Igual nosotros, vamos a la confesión, nos confesamos y tenemos las almas limpísimas y no tenemos por qué preocuparnos. El Señor Jesús se las arreglará. En los contactos cotidianos Sor Faustina sabía interpretar las dificultades de la vida en espíritu de una fe viva y ver en todo la bondad de Dios. A menudo hablaba a las hermanas y las alumnas del amor de Dios a cada persona y del gran valor que tiene el ejercer el bien al prójimo. Una vez, pasando junto a la capilla, dijo a la hermana Damiana Ziółek: Oí que el Señor Jesús dijo que en el Juicio Final juzgará el mundo solamente por la misericordia, porque Dios es Todo Misericordia… y cada uno haciendo misericordia o descuidándola, se juzgará a sí mismo.

 

La llamada a proclamar el mensaje sobre el amor misericordioso de Dios al hombre es – según dijo Jesús – la última tabla de salvación para muchas almas que perecen a pesar de su amarga Pasión. También es el camino para alcanzar la paz en los corazones humanos y entre los pueblos: La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a mi misericordia (Diario 300). Y ha de preparar el mundo para la segunda venida de Jesús a la tierra. Nadie puede negar que Dios es infinitamente misericordioso. Él desea que todos lo sepan; antes de volver como Juez, desea que las almas lo conozcan como Rey de la Misericordia (Diario 378) – apuntó Sor Faustina en su diario.

 

De este aspecto de la profética misión le habló también la Santísima Madre que acompañaba fielmente a Sor Faustina. Durante la meditación matutina – apuntó Sor Faustina – vi a la Santísima Virgen que me dijo: Yo di al mundo el Salvador y tú debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda venida. Él vendrá no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh, qué terrible es ese día. Establecido está el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras haya aún tiempo para conceder la misericordia.Si ahora tú callas, en aquel día tremendo responderás por un gran número de almas. No tengas miedo de nada, permanece fiel hasta el fin, yo te acompaño con mis sentimientos (Diario 635).

 

El misterio de la misericordia Divina estaba en el centro mismo de la vida y la misión apostólica de Sor Faustina. Según las palabras de Jesús y de su Madre, ella debía vivirlo, reflejarlo en su corazón y en su obrar y darlo a conocer al mundo entero. Esta tarea parecía estar por encima de sus posibilidades, puesto que vivía en el convento, era una hermana sencilla que ejercía sus prosaicos menesteres, no tenía amplios contactos con otras personas ni las posibilidades para divulgar este mensaje en el mundo. Y, sin embargo, a ella dirigió Jesús estas asombrosas palabras: En el Antiguo Testamento enviaba a los profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con mi misericordia (Diario 1588). Creía sinceramente en estas palabras, aunque no siempre sabía cómo sucedería esto. Pero sí, sabía, que la capilla del convento de Cracovia sería un lugar de culto de la Divina Misericordia. Cuando la hermana Bożenna Pniewska se quejaba de que a la capilla del convento de Łagiewniki tenían acceso solamente las hermanas y las alumnas, le dijo: Pronto llegará el día en que esta puerta estará abierta y la gente vendrá para rezar a la Divina Misericordia

 

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